“Para que repetir los errores antiguos
habiendo tantos errores nuevos por cometer”.
Bertrand
Russel
Tomado del libro “Salió
el sembrador” de Carlos Vallés.
E
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n un pozo profundo vivía una colonia de ranas, allí
llevaban su vida, tenían sus costumbres, encontraban su alimento y croaban a
gusto haciendo resonar las paredes del pozo en toda su profundidad.
Protegidas por su mismo aislamiento, vivían en paz y solo
tenían que guardarse del tobo que, de vez en cuando, alguien echaba desde
arriba para sacar agua del pozo. Daban la alarma en cuanto oían el ruido de la
polea, se sumergían bajo el agua o se apretaban contra la pared, allí esperaban
conteniendo la respiración hasta que el tobo, lleno de agua, era izado otra vez
y pasaba el peligro.
Fue a una rana joven a quien se le ocurrió pensar que el
tobo podía ser una oportunidad en vez de un peligro. Allí arriba se veía algo
así como una claraboya abierta, que cambiaba de aspecto según fuera de día o de
noche, y en la que aparecían sombras y luces, formas y colores, que hacían
presentir que allí había algo nuevo y digno de conocerse, y, sobre todo, estaba
el rostro con trenzas de aquella figura bella y fugaz que aparecía por un
momento sobre el brocal del pozo al arrojar el tobo y recobrarlo todos los días
en su cita sagrada y temida. Había que conocer todo aquello. La rana joven dijo
lo que pensaba y todas las demás se le echaron encima:
“Eso nunca se ha hecho. Sería la destrucción de nuestra
especie. El cielo nos castigará. Te perderás para siempre. Nosotras hemos sido
hechas para estar aquí y aquí es donde estamos bien y podemos ser felices. Fuera
del pozo no hay más que destrucción. Que nadie se atreva a violar las sabias leyes
de nuestros antepasados. ¿es que una rana jovenzuela puede saber más que ellos?”.
La rana joven esperó pacientemente la próxima bajada del
tobo, se colocó estratégicamente, dio un salto en el momento en que el tobo
comenzaba a ser izado y subió en él ante el asombro y horror de la comunidad
batracia.
El consejo de ancianos excomulgó a la rana prófuga y
prohibió que se hablara de ella, había que salvaguardar la seguridad del pozo.
Pasaron los meses sin que nadie hablara de ella y nadie,
tampoco, pudiera olvidarla, cuando un buen día se oyó un croar familiar sobre
el brocal, se agruparon abajo las curiosas y vieron recortada contra el cielo,
en el borde del pozo, la conocida silueta de la rana aventurera, a su lado
apareció la silueta de otra rana, y a su alrededor se agruparon siete pequeños
renacuajos. Todas miraban sin atreverse a decir nada, cuando la rana joven
habló:
“Aquí se está
maravillosamente, hay agua que se mueve, n o como allá abajo, hay unas fibras
verdes y suaves que salen del suelo y entre las que da gusto moverse, y hay
muchos bichos pequeños muy sabrosos y variados, y cada día se puede comer algo
diferente. Y luego, hay muchas ranas de muchos tipos distintos, y son muy buenas,
yo me he casado con ésta que está aquí a mi lado, y tenemos siete hijos y somos
muy felices, y aquí hay sitio para todas porque esto es muy grande y nunca se
acaba de ver lo que hay allá lejos…”
Desde abajo, las fuerzas del orden advirtieron a la rana
que, si bajaba, sería ejecutada por alta traición. Ella dijo que no pensaba bajar,
y que les deseaba a todas que la pasaran bien, y se marchó con su compañera y
los siete renacuajos.
Abajo en el pozo hubo mucho revuelo, y hubo algunas ranas
que quisieron comentar la propuesta, pero las autoridades las acallaron
enseguida, y la vida volvió a la normalidad de siempre en el fondo del pozo.
Al día siguiente, por la mañana, la niña de trenzas rubias
se quedó asombrada cuando, al sacar el tobo con agua del pozo, vio que estaba
lleno de ranas.
REFLEXIÓN:
En sánscrito (idioma hindú
antiguo) hay una palabra compuesta para designar a una persona estrecha de
miras que se conforma con oír lo que siempre ha hecho, lo que hace todo el
mundo y lo que, según parece, han de hacer todos los que quieran seguir una
vida tranquila y segura. La palabra es “kupmanduck” (rana de pozo), y ha pasado
del sánscrito a las lenguas hindúes modernas, en las que se usa con el mismo
sentido. A nadie le gusta que se lo digan.
Aún así, el mundo está
lleno de pozos, y los pozos llenos de ranas, y niñas con trenzas rubias siguen
llevándose sustos de vez en cuando por la mañana.
Avance
cuando menos lo merezca, ya que es cuando más lo necesita. (Proverbio chino).
Fuente. Caremes, Juan C. Diario El Carabobeño.
Revista Paréntesis.16 de septiembre de 2007.
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